Bronzi di Riace Reggio Calabria, Museo Nazionale |
LA TÉCNICA
Aún si el uso de la tecnología parece algo reciente, ésta ha estado presente como medio reproductivo desde épocas remotas. En la antigua Grecia, se fundían bronces y se acuñaban y monedas, y junto a las terracotas, eran las únicas obras artísticas que pudieron reproducirse en masa. Todas las restantes eran irrepetibles y no se prestaban a reproducción técnica alguna (Benjamin, 1936).
Y así encontramos en la historia del arte y de la humanidad, la introducción de
diferentes disciplinas que favorecen la reproducción en masa, desde la
xilografía hasta el grabado en cobre, al aguafuerte, hasta la litografía y así
llegamos a la revolución fotográfica y las implicaciones que tuvo, junto a la
revolución industrial de aquel período, en las primeras vanguardias artísticas
decimonónicas. Todos estamos, más o menos al corriente de la revolución
artística del siglo XX, sobre todo en la segunda mitad, que se da con la
introducción de las nuevas tecnologías en el campo artístico, desbordando de
las bellas artes hacia las artes plásticas: significativa es la obra de la Pop
art, que ve en la reproducción en serie y en la sociedad de consumo de masas su
punto focal, o el videoarte, con personalidades como Nam June Paik o más
cercano a nosotros, Bill Viola. No obstante, la novedad que representa la
tecnología en las artes, está de hecho que esta no es más que otro medio para
alcanzar un fin.
Bill Viola, Incrementation, 1996. |
Media Interventions, Museum der Moderne, Salzburg
Texto de la intervención en la Kermes Cultural Tonalestate 2021. copyright ©
Quitzé Sabillón.
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