II. LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
Si vemos una obra
realizada por un AI, capaz de reproducir en modo idéntico aquel mismo golpe de
martillo, aquella misma pincelada, ¿el signo de cuál humanidad estamos viendo?
¿Cuál podría ser el
valor de tal obra? En las artes, la AI podría tener una resonancia
significativa: podríamos resolver problemas más complejos, por ejemplo, usar un
algoritmo para terminar una sinfonía inconclusa, recreando el mismo estilo de
su compositor, o plasmar ex novo una pintura de un cierto autor con tal
exactitud de detalle que podría engañar el ojo más experto (ver The Next
Rembrandt). Es sintomático este último ejemplo, puesto que en las artes
intervienen una serie de inteligencias que nos parecen muy distantes de ser
artificiales: sensibilidad, creatividad, emotividad. ¿Qué diferencia entonces
una composición de Schubert, una pintura de Rembrant, respecto a una realizada
por un algoritmo?
¿Qué es lo que el
hombre es capaz de hacer sin delegar a una máquina, cuál será el motivo de su
actuar? ¿puede una máquina tener una motivación? ¿Puede una máquina estar
consciente de su ser en una determinada realidad?
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